sábado, 29 de agosto de 2015

La Compañía Británica de las Indias Orientales‏


https://factoriahistorica.wordpress.com/2011/07/10/la-compania-britanica-de-las-indias-orientales%E2%80%8F/

En el siglo XVI se establecieron en la India, región histórica por sus rutas comerciales y sus grandes Imperios (además de ser el séptimo país más extenso del mundo y el segundo más poblado, por detrás de China) varias potencias europeas como Portugal, Países Bajos, Francia o Reino Unido, implantando puestos comerciales y más tarde colonias…



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Por Vir Covi

En 1856 este país del sur de Asia estaba en su mayoría bajo el control de la Compañía Británica de las Indias Orientales, una sociedad de inversores fundada por un grupo de influyentes hombres de negocios que en 1600 obtuvo de la reina Isabel I de Inglaterra el permiso exclusivo para comerciar con la India durante 15 años y después por tiempo indefinido, pasando de ser una simple unión comercial a una empresa que gobernaría tácitamente la India hasta su disolución en 1858, con sus negocios centrados en el algodón, la seda, los tintes y el té, además de iniciar incursiones en el comercio de las especias, hasta entonces monopolizado por Holanda.



En 1670 y dando un paso más, Carlos II le concedió el derecho a la adquisición de territorios autónomos, la acuñación de moneda, firmar alianzas, declarar la guerra y hacer la paz en los territorios adquiridos en la India y el derecho de capitanear ejércitos cuyos soldados eran llamados casacas rojas por los uniformes rojos que les hacían fácilmente distinguibles y que además cubrían la sangre de las heridas, dando la sensación de ser invencibles, uniforme que adoptaría también el ejército británico como distintivo de su poder.



En 1689 la Compañía era casi un estado dentro de la India Oriental pero en 1813 quedó privada de su monopolio y dos décadas después, del comercio de té en China, teniendo lugar en 1857 un acontecimiento fundamental, la Primera Guerra de Independencia cuyo detonante fue el uso de grasa de cerdo o vaca en los cartuchos de los rifles. Como los indios tenían que morderlos en los extremos para usarlos, los soldados lo consideraron una ofensa contra sus creencias, pues el simple contacto con la grasa les hacía intocables para su pueblo, lo que motivó que varios regimientos se rebelaran contra los británicos y aunque fueron dominados sin dificultad, se decidió que para administrar mejor el territorio, la India sería gobernada directamente por la Corona británica, disolviéndose así la Compañía y pasando todas sus posesiones a la Corona. Los siguientes años se caracterizaron por las manifestaciones independentistas y la emersión de líderes que alentarían el orgullo y el patriotismo indio, el más conocido Gandhi, cuya simplicidad cautivó a millones de indios que le empezaron a llamar Mahatma o Alma Grande y que vieron cumplido su sueño de independencia en 1947, tras una lucha marcada por un movimiento de no violencia.[1]

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