domingo, 22 de noviembre de 2015

Alicia Castro: “Macri ha dicho que las Malvinas serían un déficit”

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La soberanía sobre las islas Malvinas y la integración regional con el resto de América Latina, dos de los temas más importantes para el país en materia de política exterior, estuvieron ausentes en el debate presidencial del pasado domingo. Daniel Scioli mencionó superficialmente la relación con el Mercosur cuando delineó su plan económico y advirtió sobre el peligro de modificar esa visión a la hora de abrir el mercado, como propuso Mauricio Macri. El candidato de Cambiemos, por su parte, solo se refirió a política exterior cuando intentó comprometer a Scioli con la aplicación de la cláusula democrática del bloque a Venezuela por la detención del opositor Leopoldo Lopez.

En diálogo con Infonews, la embajadora argentina en el Reino Unido, Alicia Castro, profundizó sobre la cuestión Malvinas y aseguró que hay “un cambio en la opinión pública” británica, que desafía la férrea negativa al diálogo del gobierno de David Cameron, y advirtió sobre los riesgos de cambiar el paradigma en materia de política exterior. En cuanto a la iniciativa de Macri con respecto a Venezuela, sentenció: “Me dio la sensación de que Macri no tenía la menor idea de lo que estaba hablando y no conoce la cláusula democrática del Mercosur”.

A poco menos de un mes del recambio presidencial, ¿qué avances y retrocesos hubo y qué desafíos a futuro deben encararse en la relación con Gran Bretaña, en particular en lo relativo a Malvinas?

Hago un balance muy positivo. Hay datos que registran un cambio en la opinión pública y nos indican que se ha empezado a escuchar la palabra argentina, abriendo una brecha en la versión oficial británica, hasta ahora hegemónica. Hemos convocado sectores que nos apoyan por diferentes razones: los jóvenes y los progresistas que no quieren verse identificados con una política colonialista; los pacifistas preocupados por la creciente militarización en el Atlántico Sur; las organizaciones ambientalistas que reconocen que la explotación petrolera en las Islas Malvinas podría resultar en un desastre ecológico; los ciudadanos británicos que, como consecuencia de la crisis económica, sufren los ajustes en su sistema de salud, el aumento del costo de la educación, los drásticos recortes a los programas de desempleo, y rechazan que su gobierno haga un gran gasto en defensa, solventando con sus impuestos los crecientes costos de una base militar en Malvinas. ¿Para qué mantener –se preguntan– a 1.500 soldados apoyados por submarinos, helicópteros y misiles sin ningún propósito en unas islas remotas, para afrontar una amenaza que no existe y detener una “invasión” que nunca ocurrirá?

¿Y de cara el futuro?

Recomendaría que el próximo embajador o embajadora -he sido la primera mujer después de 40 embajadores hombres- desarrolle sus tareas en las cuatro naciones del Reino Unido, ya que en Gales, Escocia e Irlanda del Norte hay una gran predisposición al diálogo. Además, es imprescindible que se siga fortaleciendo la diplomacia cultural que une a los pueblos. Durante mi mandato hemos realizado conferencias, muestras de diseño y moda, conciertos, exhibiciones y hemos colocado artistas argentinos en los principales museos y galerías del Reino Unido. La cultura es una herramienta para cambiar las percepciones de un país y acercar a los pueblos. Recientemente, en nuestra Embajada en Londres hemos reunido a un grupo de ex combatientes británicos de Malvinas junto con un ex combatiente argentino. Si quienes se enfrentaron en el campo de batalla hoy pueden abrazarse, es inadmisible que los políticos no sean capaces de dialogar.

En una entrevista que dio el año pasado dijo que el Reino Unido “está aislado” en el escenario internacional con su negativa a dialogar por Malvinas. ¿La elección de Jeremy Corbyn como líder laborista puede llegar a aislar incluso localmente al gobierno de Cameron y a los conservadores en esa intransigencia por la presión de la opinión pública británica?

En los últimos 12 años el Gobierno ha logrado que los derechos argentinos de soberanía sobre las Islas Malvinas tengan el apoyo de todos los países de América Latina y el Caribe, los 54 países africanos y China, y que el resto del mundo reclame el diálogo y la reanudación de las negociaciones, como lo establecen más de 40 resoluciones de las Naciones Unidas. Efectivamente, Reino Unido está aislado y apartado de la obligación que le impone el derecho internacional de resolver el conflicto de soberanía por la vía pacífica y diplomática. El inesperado y rotundo triunfo de Jeremy Corbyn como líder del partido laborista representa un cambio esperanzador: él forma parte del grupo Pro Diálogo Malvinas y aboga por el diálogo en todos los escenarios en los que participa.

En el hipotético caso de que comience un diálogo, ¿cómo debe encararlo la Argentina?

Estoy segura de que un día Argentina ejercerá la soberanía sobre Malvinas: nuestra tarea es acotar los tiempos. La Argentina está dispuesta a tener un diálogo amplio y positivo con el Reino Unido, donde diversas opciones pueden ser contempladas.

En campaña, Macri admitió que muchas de las políticas de los últimos 12 años habían sido acertadas, a pesar de que se opuso cuando fueron impulsadas. Si bien la cuestión Malvinas no formó parte de la agenda de ninguno de los dos candidatos, ¿advierte que puede haber un giro en ese sentido si cambia el signo político?

La recuperación de la legítima soberanía sobre las Islas Malvinas es un mandato constitucional. Sin embargo, Mauricio Macri ha expresado que no entiende de soberanía y que las Malvinas serían un déficit para la Argentina (NdeR: hace referencia a una entrevista al diario Página 12 de 1997, en la que Macri afirmó: “La verdad es que los temas de las soberanías con un país tan grande como el que tenemos nunca los entiendo mucho. Nosotros no tenemos un problema como los israelíes, que tienen un problema de espacio. Acá lo nuestro es casi un amor propio. Es más, creo que las Islas Malvinas serían un fuerte déficit adicional para la Argentina”). Sería penoso retroceder. Un jefe de Estado tiene que entender el valor de la soberanía territorial de nuestro país. Los recursos hidrocarburíferos y pesqueros de las Islas Malvinas pertenecen a los 40 millones de argentinos.

Ya que hablamos de Macri, en el debate buscó comprometer a Scioli con su propuesta de aplicarle la cláusula democrática a Venezuela por la detención de Leopoldo López, algo que ya fue rechazado en su momento incluso por Florisvaldo Fier, ¿qué opina de esta intención?

Francamente, me dio la sensación de que Macri no tenía la menor idea de lo que estaba hablando y no conoce la cláusula democrática del Mercosur.

Evo Morales dijo que un triunfo de Macri podría ser catastrófico para la región, producto de su visión geopolítica, ¿está también en juego el proceso de integración en la elección del domingo o es algo ya consolidado?

Coincido con el presidente Morales. Macri proclama que Argentina debe “volver al mundo”. La unión con América Latina no es sólo una cuestión “ideológica”, es también de rigurosa conveniencia económica. Los 33 países ahora unidos en la CELAC tenemos 600 millones de habitantes en un territorio de más de 20 millones kilómetros cuadrados de extensión. Según datos de la CEPAL, esta es la primera vez que logramos crecimiento económico sostenido con inclusión, en Argentina y la región. El PBI global alcanza los 7 billones de dólares, constituyendo la tercera potencia económica a nivel mundia, además de ser e mayor productor de alimentos y el tercer mayor productor de energía eléctrica. Tenemos recursos humanos, todas las materias primas estratégicas y la mayor biodiversidad del planeta para usar en nuestro propio desarrollo. Deshacer la unidad suramericana y caribeña sería una estupidez económica.

Aun con esas cifras, Macri propone distanciarse de Venezuela, omite hablar de Ecuador y Bolivia y ya nomenciona a Brasil como ejemplo. Ayer dijo que hay que aprender de Chile, Paraguay y Uruguay.

Cuando Macri reniega de la integración latinoamericana nos atrasa a la época de las “relaciones carnales”, la dependencia de los centros financieros, el endeudamiento irresponsable (cuadriplicó la deuda en la Ciudad de Buenos Aires) y la desindustrialización. Recordemos que cuando se implementaron estas políticas en los años 90 en nuestro país y se abrió indiscriminadamente la importación, las fábricas se cerraron  y el 27% de los argentinos cayeron en el desempleo y la pobreza. Agonizó nuestra industria, los científicos se fueron del país, las ilusiones se perdieron. Así llegamos al “corralito” y a la mayor crisis de nuestra historia, de la que salimos en 2003 con Kirchner presidente y Scioli vicepresidente.

En el marco de los atentados en Francia y la situación que atraviesan los países de Medio Oriente, ¿puede ocurrir que un cambio de paradigma en la relación con el mundo derive en riesgos para la seguridad nacional?

En un mundo en caos, a los argentinos nos conviene, hoy más que nunca, tener las alianzas estratégicas correctas. América Latina es una región decidida por la Paz, que prohíbe el uso de armas nucleares, que no participa en conflictos armados ni interviene en asuntos internos de otros países. Al contrario, aquellos países enrolados en la llamada “guerra contra el terror” que intervienen con acciones armadas en Medio Oriente, hoy son muy vulnerables a los ataques del terrorismo internacional.

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