jueves, 19 de marzo de 2015


La City de Londres: Centro del malvado Imperio Británico 


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En términos de maldad por kilómetro cuadrado, sería difícil encontrar algún lugar en la Tierra peor que la City de Londres.

Con “City”, no nos referimos al Londres metropolitano, sino a ese antiguo parásito veneciano asentado en su núcleo medieval, el enclave auto-gobernado conocido como “la City” o “la Milla Cuadrada”.
La City tiene su propio organismo de dirección, la City of London Corporation, con su propio Lord Alcalde, Concejales, Concejo y fuerza policial. Para ser miembro de la Corte del Concejo Común, la asamblea primaria para toma de decisiones, se debe ser súbdito británico o ciudadano de algún país de la Unión Europea, y ser un “Freeman de la City de Londres”. “Freeman” es un término medieval que significa que un individuo no es propiedad de un señor feudal, y la City es una “ciudad libre” sólo en el sentido de su independencia del dominio de la aristocracia terrateniente.
La Britania Moderna —si se permite el término-- es el resultado de una alianza entre la oligarquía rentista-financiera veneciana y la aristocracia terrateniente Normanda. La aristocracia terrateniente amasó su dinero apropiando las tierras con todo lo que había en ellas, incluidos los peones, mientras los venecianos juntaron su dinero mediante el comercio y su financiamiento. Ambos sistemas dependieron de monopolios, sea de tierras o comercio, a través de la explotación de los “comunes”, (sin titulo de nobleza). Mientras Bretaña continúa siendo un estado feudal, con la clase dominante poseyendo vastas áreas de tierras, la City fue y sigue siendo la provincia de los financieros venecianos, una ciudad controlada por los hombres de dinero quienes, más que la aristocracia terrateniente, son el oscuro corazón del Imperio Británico.
 La estructura de la City es masónica, una estructura de poder basada en instituciones ritualistas tales como las Hermandades de Londres —sucesoras de los antiguos gremios—con nombres como The Worshipful Company of Fishmongers— y las órdenes nobles y de caballería—caballeros y tales— los cuales sirven para endoctrinar jóvenes en los fetiches de la City, y así asegurar la sobrevivencia de la ideología financiera. El lado financiero de la City giró históricamente alrededor de bancos mercantiles —Baring, Coutts, Kleinwort Benson, Warburgs, Schroders, y Rothschild, entre los nombres más reconocidos —y alrededor de instituciones aseguradoras tales como Lloyds de Londres y bancos como Barclays y el Royal Bank of Scotland. Detrás de todos ellos estaba la promotora de las drogas y tratante de esclavos, la Compañía de Indias Orientales británica, la compañía de comercio y finanzas que parió al Imperio Británico y el poder de la City.
El poder de la City estaba basado en la habilidad del imperio en dominar tanto el comercio como el financiamiento de los bienes, alrededor del globo. Un buen ejemplo de cómo esto funcionó fué el comercio de algodón, opio y té. Los Británicos tomaban el algodón cultivado por esclavos en las plantaciones del Viejo Sur de los EEUU, convertían ese algodón en productos textiles en telares de Inglaterra, luego vendían algunos esos textiles en la Colonia de la India de la Corona, a cambio de opio, el cual luego se lo vendían a los chinos por té, así los Lores y las Ladies del Imperio podían disfrutar su té y buñuelos, y dialogar sobre los esfuerzos por dominar el mundo.
Cuando los chinos se quejaron sobre este esquema, el Imperio “Brutánico” forzó el opio en China a punta de pistola, todo en nombre de la defensa del estilo de vida de los “hombres libres” de la City. La estructura de la City cambió dramáticamente con el “Big Bang” de 1986, cuando los financieros que la dirigen el cerrado sistema y abrieron las puertas, en preparación para el frenesí de la globalización que le siguió. Durante los ’90, Londres se convirtió en el centro del mercado global de derivados, el lugar donde bancos europeos y norteamericanos hicieron cosas que no hubieran hecho en casa. La mayoría de los bancos mercantiles británicos de vieja línea fueron vendidos a socios mejor capitalizados:

S. G. Warburg a Swiss Bank Corp.;
Kleinwort Benson a DresdnerBank,
Hambros a Société Genérale; y
Schroders a Citygroup, para nombrar algunos,

mientras el pequeño club insular se transformó así mismo en el centro de especulación global, asistido por su "beby" de centros bancarios de ultramar. Ahora la burbuja especulativa a explotado, y la City está enfocada en otra transición, y a la vez se adapta para permanecer en la cima de la pirámide. El nuevo modelo, como en el pasado, está basado en carteles corporativos que controlan la producción y distribución de tales materias primas como metales, minerales, y petroquímicos, el control del abastecimiento de alimentos, y la privatización de rutas, abastecimiento de agua, y otros rubros esenciales. Estos carteles controlados por financieros, planean usar intermediarios financieros para elevar precios de estos ítems, en sintonía de lo que Enron hizo con las tarifas de la electricidad en California y las compañías petroleras están haciendo hoy con los precios de combustibles. Estos precios “de mercado” serán suficientemente elevados para obtener ganancia, mientras aseguran que una porción de la población no puede adquirirlas, y muera.

fuente web: http://larouchepub.com/spanish/wlym_spanish/Prometeo/Prometeo_v2n17.pdf

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